Un impactante incidente ha sacudido Mar del Plata: un paciente psiquiátrico robó un patrullero y provocó un choque espectacular contra un micro y una camioneta. La situación se desató cuando una madre, preocupada por el estado de su hijo, solicitó la intervención policial para una internación compulsiva. Dos mujeres policías llegaron al lugar, pero el hombre, en un arranque de nerviosismo, empujó a una de ellas, se subió al patrullero y se dio a la fuga a toda velocidad.
Lo que siguió parece sacado de una película de acción. Las policías, desesperadas, detuvieron a un vecino y le pidieron que las ayudara a perseguir el vehículo robado. La persecución culminó de manera trágica cuando el patrullero, descontrolado, se estrelló contra un colectivo de larga distancia y una camioneta. Aunque no hubo víctimas fatales, el conductor de la camioneta resultó herido y fue trasladado al hospital.
Este incidente ha reabierto el debate sobre la salud mental y la capacidad de respuesta de las fuerzas policiales. La crítica se centra en la decisión de enviar a dos mujeres policías para manejar una situación tan delicada, además de la falta de protocolos para evitar que un paciente en crisis acceda a un vehículo policial. La comunidad exige respuestas y un análisis profundo sobre cómo se están manejando las crisis de salud mental en la ciudad.
Por fortuna, no se reportan víctimas fatales, pero la preocupación por la seguridad y el bienestar de todos los involucrados sigue latente. Este episodio no solo expone las deficiencias en la atención a la salud mental, sino también la necesidad urgente de capacitar a las autoridades para enfrentar situaciones de crisis de manera efectiva. La pregunta que queda en el aire es: ¿qué medidas se implementarán para evitar que incidentes como este se repitan en el futuro?