**El GOBIERNO crea un consejo para la formación de AGENTES ENCUBIERTOS**
En un movimiento polémico y alarmante, el Gobierno argentino ha anunciado la creación de un consejo destinado a la formación de agentes encubiertos, generando una ola de críticas y preocupaciones sobre la seguridad y la privacidad de los ciudadanos. La decisión, impulsada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ha desatado un torrente de reacciones, con detractores que la califican de “peligrosa” y “chantada”.
Mientras el país enfrenta una crisis económica y social, Bullrich ha defendido el incremento de presupuesto para esta iniciativa, a pesar de las severas críticas sobre la falta de recursos para necesidades básicas como el pago a jubilados. La ministra ha afirmado que la creación de esta escuela de infiltrados es esencial para controlar la creciente amenaza del terrorismo y la violencia, pero muchos cuestionan la eficacia y la ética de tal enfoque.
Los opositores acusan al Gobierno de priorizar acciones represivas en lugar de abordar problemas fundamentales, como el narcotráfico y la inseguridad en las calles. Recientemente, un fallo judicial absolvió a varios detenidos bajo acusaciones de terrorismo, lo que ha intensificado el debate sobre la gestión de Bullrich y su capacidad para manejar las fuerzas federales.
El clima de desconfianza se agrava ante la posibilidad de que estos agentes encubiertos puedan ser utilizados para vigilar a la ciudadanía en redes sociales, amenazando la libertad de expresión y la privacidad. La creación del consejo ha sido recibida con escepticismo, y muchos se preguntan si este es el camino correcto para garantizar la seguridad nacional.
A medida que el país se prepara para elecciones, la figura de Bullrich se convierte en un tema candente, con rumores sobre su posible candidatura a la senaduría. La situación es crítica y el tiempo apremia, mientras los ciudadanos exigen respuestas y una gestión más responsable de los recursos del Estado. La creación de este consejo podría marcar un punto de inflexión en la relación entre el Gobierno y la sociedad, y la presión por una rendición de cuentas nunca ha sido tan urgente.