**JONATHAN NAVARRO EN MINUTO UNO: UN DRAMA EN LAS CALLES**
En un giro alarmante de los acontecimientos, Jonathan Navarro, un joven hincha del club Chacarita, se ha convertido en el rostro de la brutal represión policial durante la manifestación del 12 de marzo. Navarro, quien se unió a la protesta en defensa de los derechos de los jubilados, fue víctima de la violencia desatada por las fuerzas de seguridad, que utilizaron balas de goma y gas pimienta contra los manifestantes.
Navarro, conmovido por la situación de su padre, un jubilado con una pensión mínima, decidió alzar su voz junto a otros ciudadanos en una jornada que prometía ser pacífica. Sin embargo, lo que comenzó como una lucha por la dignidad se tornó en un caos aterrador. “Nosotros solo queríamos proteger a los abuelos”, relató Navarro, quien fue golpeado en la pierna por una bala de goma y sufrió una grave lesión ocular que le ha costado el 42% de su visión.
Los disturbios estallaron cuando la policía, en un acto de provocación, empujó a manifestantes más vulnerables, desatando una ola de represión. Navarro, con su chaleco como escudo, intentó contener la situación, pero la brutalidad de las fuerzas del orden fue implacable. “No podía respirar, el gas pimienta era insoportable”, recordó, mientras su amigo Damián lo arrastraba hacia un improvisado centro de atención médica.
La indignación crece en el país mientras se revelan los detalles de este ataque indiscriminado. Las imágenes de Navarro, con su rostro ensangrentado y su visión comprometida, se han vuelto símbolo de la lucha por los derechos humanos en Argentina. Las autoridades deben rendir cuentas por este acto de violencia que ha marcado a una generación de jóvenes activistas. La pregunta que resuena en el aire es: ¿hasta cuándo se tolerará la represión en nombre del orden público? La lucha por la justicia apenas comienza.