La TRIPLE FRONTERA estalló en un frenesí de compras por parte de argentinos que buscan precios imbatibles en Ciudad del Este, Paraguay. Desde la madrugada, largas filas se forman en los puntos de migración, con miles de compatriotas cruzando el puente de la amistad, ansiosos por aprovechar las ofertas. La actividad comercial alcanza su pico a primera hora, y los comerciantes locales se preparan para recibir a una multitud que busca desde perfumes hasta electrónica, todo a precios que oscilan entre un 40% y 50% más bajos que en Argentina.
En el Shopping París, los argentinos se lanzan a la caza de productos que en su país tienen precios exorbitantes. Un perfume que en Argentina se vende a 95 dólares puede encontrarse aquí por tan solo 16. La diferencia de precios es abismal y está impulsando a muchos a planificar viajes regulares para abastecerse de productos básicos y lujosos.
Los testimonios de los compradores son claros: la economía argentina ha llevado a muchos a buscar alternativas en el exterior. Un jubilado de Salta, por ejemplo, contó cómo su presupuesto se estira en Paraguay, permitiéndole adquirir zapatillas, perfumes y ropa de camping a precios ridículamente bajos. La experiencia de compra se convierte en una excusa para disfrutar de las cataratas, pero la motivación principal es el ahorro.
Sin embargo, este fenómeno de compras masivas también refleja una crisis en el turismo argentino, donde la temporada invernal ha sido desastrosa. Mientras los argentinos cruzan la frontera en busca de oportunidades, la economía local enfrenta un invierno para el olvido. La situación es crítica y, a medida que se acerca el fin de semana, se anticipa un aumento en la afluencia de compradores. La Triple Frontera se ha convertido en un símbolo de la lucha por la supervivencia económica de muchos argentinos.