El país entero se encuentra en estado de alerta tras la impactante revelación sobre la salud de Alejandra “La Locomotora” Oliveras, quien permanece en coma inducido y en estado crítico en el hospital Coolen de Santa Fe. Las últimas horas han sido desgarradoras, con un parte médico que no deja lugar a dudas: su pronóstico sigue siendo reservado. La vigilia nacional se intensifica mientras los médicos luchan por estabilizar su condición, pero el avance es lento y doloroso.

La conmoción no solo proviene de la gravedad de su estado, sino de las inquietantes especulaciones que comienzan a circular sobre las posibles causas de su accidente cerebrovascular isquémico. Durante un programa en vivo, el Dr. Bruno Moroni, director del hospital, enfatizó la necesidad de actuar rápidamente ante síntomas como alteraciones del habla y dolor de cabeza. Sin embargo, lo que realmente ha estremecido a todos son los rumores sobre el uso de anabólicos y suplementos en su rutina de entrenamiento, que podrían haber contribuido a esta tragedia.

A pesar de que su familia niega rotundamente el uso de sustancias prohibidas, la duda persiste. Alejandra, conocida por su dedicación al boxeo y su intensa rutina de ejercicios, podría haber estado expuesta a riesgos desconocidos. La hipertensión, un factor que hasta ahora no se había revelado, añade una capa de complejidad a esta situación crítica.

Mientras el país reza por su recuperación, surge un debate urgente sobre los límites del rendimiento físico y el uso de suplementos en el deporte. La historia de Alejandra no solo es un llamado a la acción para su familia y amigos, sino una advertencia para todos los atletas sobre los peligros que pueden acechar tras una vida de exigencias extremas. La salud no se negocia, y cada minuto cuenta en esta lucha por la vida. El futuro de La Locomotora es incierto, pero la esperanza de un milagro sigue viva.