Un límite a la motosierra: la Justicia frenó el cierre de Vialidad Nacional | Resumen Imposible

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**Un límite a la motosierra: la Justicia frenó el cierre de Vialidad Nacional**

En un giro inesperado, la Justicia argentina ha intervenido para frenar el cierre de la Dirección Nacional de Vialidad, una medida que había sido anunciada por el presidente Javier Milei a través de un decreto. La jueza federal Martina Forns ha suspendido la disolución del organismo por seis meses, atendiendo el reclamo del sindicato de empleados de Vialidad Nacional, Sevina. Este fallo llega en un momento crítico, ya que más de 5,000 trabajadores se ven amenazados por despidos y reestructuraciones.

La decisión judicial se basa en la premisa de que la eliminación de Vialidad Nacional no solo es impracticable, sino que también pone en riesgo la infraestructura vial del país. Fabián Catanzaro, representante del sindicato, ha expresado su satisfacción por la medida cautelar, que detiene la aplicación del decreto y abre la puerta a un debate más amplio sobre el futuro del organismo. “No se puede permitir que Vialidad desaparezca”, afirmó.

Este fallo se produce en un contexto de creciente descontento social, donde la infraestructura vial del país se encuentra en un estado crítico. Según informes recientes, menos del 50% de las rutas nacionales están en condiciones óptimas, y la inversión pública en obra se ha desplomado un 82% en términos reales en lo que va del año. La situación es alarmante: el deterioro de las rutas afecta no solo la seguridad vial, sino también la economía nacional.

La reacción del gobierno no se ha hecho esperar; se espera una apelación a la decisión judicial y una intensificación del ajuste en obras públicas. La tensión entre el poder judicial y el ejecutivo se intensifica, mientras sectores políticos y empresariales advierten sobre las consecuencias de desentenderse de la infraestructura crítica del país. La lucha por la defensa de Vialidad Nacional se convierte en un símbolo de resistencia ante un ajuste que amenaza con desmantelar servicios esenciales. La batalla por las rutas ha comenzado, y el futuro de la infraestructura argentina pende de un hilo.

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