Bad Bunny, el fenómeno global de la música, ha desatado una revolución cultural en Puerto Rico con su ambiciosa residencia de 30 conciertos en el Coliseo de Puerto Rico. Con su primera actuación ya en marcha, el conejo malo ha transformado el escenario en un poderoso espacio de reflexión sobre la identidad boricua, la política y la resistencia cultural.
Los shows, que no son meras presentaciones, sino una serie de relatos que exploran la historia y la lucha de Puerto Rico, han capturado la atención del mundo entero. Cada noche es una experiencia única, con un setlist cambiante que abarca géneros desde la salsa hasta el trap, reflejando la rica diversidad musical de la isla. Bad Bunny no solo entretiene; utiliza su música como un vehículo para abordar temas urgentes como la gentrificación y la pérdida de soberanía cultural, resonando profundamente con su audiencia.
La residencia ha sido un éxito rotundo, con 400,000 entradas vendidas en tiempo récord y un impacto económico proyectado que podría alcanzar hasta 377 millones de dólares. Bad Bunny, al no llevar su gira a Estados Unidos, está enviando un mensaje claro: Puerto Rico es más que un destino turístico, es un símbolo de resistencia y creatividad.
Con cada actuación, el artista rinde homenaje a leyendas de la música puertorriqueña y se enfrenta a las políticas antimigratorias, reafirmando su compromiso con su tierra natal. La atmósfera en el Coliseo es electrizante, especialmente cuando interpreta “Nueva York”, un tributo a la diáspora puertorriqueña que hace vibrar a miles de fanáticos.
Bad Bunny está reescribiendo la narrativa del espectáculo, consolidando su lugar en la historia no solo como un ícono pop, sino como un cronista de su tiempo. La pregunta es: ¿cómo continuará sorprendiendo al mundo con su gira “David Triar más fotos World Tour” en Argentina? La respuesta, sin duda, será monumental.