La hija de la Tota Santillán, Daniela, ha roto el silencio y exige justicia tras descubrir detalles inquietantes sobre la muerte de su padre, ocurrida el 22 de septiembre de 2024. En una conmovedora entrevista, Daniela expresó su angustia: “Tengo muchas dudas de cómo murió mi papá. La causa sigue abierta, pero está completamente paralizada”. La Tota, una figura emblemática de la movida tropical, fue hallado sin vida en su hogar con un diagnóstico de síndrome asfíxico, pero el 90% de su cuerpo presentaba quemaduras, lo que ha desatado un torbellino de preguntas.

Casi un año después de su trágica muerte, Daniela revela que el teléfono de su padre apareció vacío, sin contactos, algo inusual para alguien que nunca borraba información. “Nada se investigó, nadie nos dio respuestas”, denuncia, mientras la familia enfrenta un sistema judicial que parece mirar hacia otro lado. La rapidez con la que le entregaron el cuerpo, apenas unas horas después de su muerte, también ha dejado un sabor amargo. “Eso no es normal”, afirma.

A pesar de los problemas de salud mental que atravesaba la Tota, Daniela insiste en que su padre estaba activo y rodeado de amor. “No era alguien que se iba a apagar así de un día para el otro”, subraya con dolor. La imagen de su cumpleaños, donde se le ve sonriente, contrasta con la tragedia que se avecinaba. La causa judicial sigue estancada, sin avances significativos, y la familia clama por respuestas.

Este caso no es solo una pérdida para la música tropical; es una historia de amor, dolor y búsqueda de verdad. Daniela no busca venganza, sino justicia. Mientras el tiempo avanza, la pregunta persiste: ¿qué ocurrió realmente con la Tota Santillán? La historia de una hija que se niega a aceptar el silencio se convierte en un grito desesperado por respuestas en un mundo que a menudo ignora el dolor ajeno.