Ozzy Osbourne, la icónica voz del heavy metal, ha fallecido a la edad de 76 años, marcando el fin de una era en la música. Conocido como el “Príncipe de las Tinieblas”, Osbourne dejó una huella indeleble en el panorama musical, siendo pionero del género junto a Black Sabbath, la banda que redefinió el sonido de una generación en medio de la desolación de la Inglaterra industrial de los años 60.

Su legado comenzó en Birmingham, donde Black Sabbath emergió como un faro de resistencia en tiempos oscuros, canalizando el miedo colectivo a través de riffs densos y letras apocalípticas. Temas como “War Pigs” e “Iron Man” no solo definieron el heavy metal, sino que establecieron un nuevo lenguaje musical que resonó con millones. A pesar de sus luchas personales, incluyendo adicciones y problemas de salud, Ozzy siempre regresó, deslumbrando al mundo con su talento inigualable.

Su último adiós se dio en un emotivo concierto titulado “Back to the Beginning”, donde se reunió con los miembros fundadores de Black Sabbath ante más de 45,000 fanáticos. Este evento no fue solo un recital; fue una celebración de su vida y su impacto en la música, una ceremonia que quedará grabada en la historia del heavy metal.

Osbourne no solo fue un músico, sino un fenómeno cultural que trascendió generaciones. Desde sus éxitos como solista con “Crazy Train” hasta su popularidad en el reality “The Osbournes”, su influencia perdurará. Su muerte marca el cierre de un capítulo crucial en la historia del rock, dejando un vacío que será difícil de llenar. La música ha perdido a uno de sus más grandes íconos, pero su voz resonará eternamente en el corazón de los amantes del heavy metal.