Nancy Pazos ha desmantelado el relato de Javier Milei con datos alarmantes sobre la inseguridad alimentaria en Argentina. En un impactante informe, reveló que el 51% de los hijos de trabajadores informales enfrenta una grave inseguridad alimentaria, una cifra que marca el nivel más alto en al menos 15 años. Este desgarrador panorama se agrava en un contexto donde la economía nacional atraviesa una crisis profunda, dejando a millones de familias en situaciones de precariedad extrema.
Los datos son escalofriantes: niños y adolescentes de hogares con empleo informal no tienen garantizado el acceso a alimentos básicos. La precariedad laboral se ha convertido en una condena para estos jóvenes, que dependen de los ingresos fluctuantes de sus padres. En comparación, el pico de inseguridad alimentaria alcanzado en 2020, durante la pandemia, fue del 49%, y en 2019 del 43%. Sin embargo, el actual 51% demuestra que la situación ha empeorado drásticamente.
Pazos enfatiza que esta crisis alimentaria no solo afecta la salud física de los niños, sino que también impacta en su desarrollo y bienestar emocional. La falta de un sustento seguro lleva a un ciclo de pobreza que se perpetúa de generación en generación. Con sectores de la economía paralizados y sin respuestas efectivas por parte del gobierno, la angustia de las familias crece día a día.
La voz de Pazos resuena con urgencia en un momento crítico para el país, donde las promesas políticas chocan con una realidad brutal. La comunidad necesita actuar, y la verdad debe prevalecer. La inseguridad alimentaria no es solo una estadística; es una crisis humanitaria que exige atención inmediata. La pregunta es: ¿quién tomará las riendas para cambiar esta alarmante realidad?