Una tragedia ha sacudido a Mar del Plata: una mujer de 34 años, madre de cuatro pequeños, ha muerto repentinamente mientras entrenaba en un gimnasio local. Solange Ávalos, quien había comenzado a ejercitarse una semana antes, expresó a su amiga que sentía un “tirón en la cabeza” antes de desplomarse. A pesar de los intentos de reanimación por parte de otros presentes y la llegada de una ambulancia, los esfuerzos fueron en vano y la vida de Solange se apagó en un instante.
El suceso ocurrió en un gimnasio ubicado en la avenida Colón, donde la comunidad está en shock. Los dueños del establecimiento han cerrado temporalmente sus puertas en señal de duelo, mostrando su pesar por la pérdida. “Pedimos empatía”, han expresado en redes sociales, mientras la investigación sobre las circunstancias de su muerte cobra impulso.
La autopsia reveló que Solange sufrió un accidente cerebrovascular hemorrágico de gran magnitud. Este trágico evento ha reabierto el debate sobre la necesidad de controles médicos en gimnasios, especialmente en aquellos que operan sin regulaciones estrictas. La Fiscalía 5 de Mar del Plata investiga si se requería un certificado médico para que Solange pudiera realizar su rutina de ejercicios.
La conmoción es palpable entre los familiares y amigos de la joven, que fue despedida en el cementerio municipal, rodeada de seres queridos y de la amiga que fue testigo de su fatal caída. Este caso no solo deja un vacío en la vida de sus hijos, sino que también plantea preguntas cruciales sobre la seguridad en los espacios de entrenamiento físico. La comunidad exige respuestas y medidas que eviten que tragedias como esta se repitan en el futuro.