En una declaración que ha generado controversia, Claudio Poggi, gobernador de San Luis, ha decidido mantenerse al margen de los comentarios explosivos del presidente Javier Milei, quien ha cuestionado abiertamente la relevancia de los gobernadores. Durante una reciente entrevista, Poggi se mostró evasivo al ser preguntado sobre las declaraciones de Milei, afirmando: “No voy a opinar”. Este silencio ha encendido las alarmas en el ámbito político, especialmente entre los líderes provinciales que sienten la presión de una administración nacional que parece dispuesta a desmantelar estructuras de poder regional.

La tensión se intensifica en un contexto donde los gobernadores han unido fuerzas para reclamar atención sobre dos proyectos cruciales que fueron aprobados en el Senado. La próxima reunión entre mandatarios provinciales, programada para la semana que viene, podría ser un punto de inflexión en la lucha por la defensa de sus intereses ante un gobierno que parece decidido a reconfigurar el mapa político del país.

Poggi, al provenir de una provincia agropecuaria, entiende las necesidades del sector, pero su decisión de no comentar sobre las provocaciones de Milei deja a muchos preguntándose sobre la cohesión y la estrategia de los gobernadores ante un adversario tan polarizante. Mientras tanto, la incertidumbre crece en el agro y la agroindustria, sectores vitales que podrían verse afectados por las decisiones que se tomen en los próximos días.

La situación es crítica y el tiempo apremia. Los gobernadores deben decidir si se alinearán en un frente común o si se verán arrastrados por la ambición del nuevo liderazgo nacional. La política argentina está en juego y cada declaración cuenta.