**EL TERROR Y LA SAÑA PARA TAPAR LA ENTREGA**
En un giro alarmante de los acontecimientos políticos en Argentina, el clima de terror y represión se intensifica mientras el gobierno busca silenciar a la oposición. La detención de varios militantes, entre ellos la concejala Eva Mieri y la joven Alexia Abaigar, ha desatado una ola de indignación y preocupación por la creciente persecución política en un país que aún vive las cicatrices de su historia reciente.
La jueza Sandra Arroyo Salgado, acusada de ser cómplice del régimen represivo, ha ordenado detenciones arbitrarias basadas en actos que, en el mejor de los casos, podrían considerarse contravenciones menores. La situación se agrava con testimonios desgarradores de familiares de los detenidos, que denuncian condiciones inhumanas y un evidente riesgo para la salud de los prisioneros.
El gobierno, encabezado por el ministro de Economía Luis Caputo, parece estar utilizando el miedo como herramienta para implementar un plan económico que favorece a los intereses financieros en detrimento de la industria y el trabajo argentino. Ari Lijalad, en su editorial, advierte sobre el paralelismo con la dictadura militar, donde el terror fue un medio para ocultar un reformateo económico devastador.
Las acciones violentas y la retórica incendiaria de figuras como el diputado José Luis Expert alimentan un ambiente de hostilidad que recuerda a épocas oscuras. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación cómo se despliega un régimen que amenaza con reprimir a quienes se atreven a alzar la voz.
La urgencia de la situación no puede ser subestimada. La libertad de expresión y los derechos humanos están en juego, y la sociedad argentina se enfrenta a un momento crítico en su historia. La resistencia y la movilización son más necesarias que nunca para frenar esta ola de represión y garantizar que no se repitan los errores del pasado.