Un trágico suceso ha conmocionado al barrio Santa Rosa, en la zona sur del Gran Buenos Aires, donde un joven de apenas 15 años, Alan Fernández, perdió la vida tras recibir un disparo en la cabeza mientras jugaba con un arma. El fatal incidente ocurrió cuando un grupo de menores, todos de menos de 15 años, manipulaban la pistola en un juego que terminó en tragedia.
El disparo, que se disparó accidentalmente, dejó a Alan sin vida al instante. A pesar de los esfuerzos de los paramédicos por reanimarlo, la autopsia confirmó que falleció inmediatamente después del impacto. El menor que disparó, en un momento de pánico, huyó del lugar, deshaciéndose del arma antes de regresar a su casa, donde confesó lo sucedido a su madre. Esta, en un acto de responsabilidad, lo llevó a la comisaría, donde fue demorado.
Sin embargo, el arma involucrada en el incidente aún no ha sido recuperada, lo que complica la investigación. El menor, que se encuentra en estado de shock, no puede recordar dónde la arrojó. Las autoridades están llevando a cabo un barrido en la zona en busca de pruebas y testigos que puedan aclarar los detalles de este lamentable accidente.
Este trágico evento no solo ha dejado a una familia devastada, sino que también plantea serias preguntas sobre la seguridad y la accesibilidad de armas en manos de menores. La comunidad está en estado de alerta, cuestionando cómo es posible que niños tan jóvenes tengan acceso a un arma letal. La investigación continúa, y la presión sobre las autoridades para esclarecer este caso es cada vez mayor. La vida de Alan se apagó en un instante, y su muerte resuena como un llamado urgente a la reflexión sobre la seguridad en nuestros barrios.